viernes, 4 de julio de 2014

Sassy, Cutie, Dick

Un relámpago cruzó la noche e iluminó la cara de Sassy el Sastre. Su cara estaba zambullida en mala leche y cierto toque de sarcasmo. Era alto, delgado e inexplicablemente grácil. Se movía con estilo y daba tajos a la ropa con una precisión felina.

Otro relámpago iluminó la noche y cruzó la cara de Cutie la Cazadora. Su cara arrojaba fiereza y amabilidad a partes iguales, aderezada con algunas pecas en las mejillas. Era alta, fornida e inexplicablemente grácil. Estaba quieta con mucha presencia y sus brazos y piernas esquivaban los tajos del sastre imperceptiblemente.

Los truenos empezaron a cobrar fuerza y algún rayo que otro fue visible a través de la ventana.

Sassy el Sastre pensaba que su cliente actual era bastante hermoso, pero no era su tipo de persona ya que era una mujer. También jugueteaba con la idea de que ella debía estar muy desesperada por conseguir el traje ya que había aparecido en medianoche y con un buen fajo de billetes. Obviamente le estaba cobrando mucho más de lo que cobraba a la gente que iba a la sastrería a horas normales y que hacía pedidos mucho más ordinarios y comunes. Meter el bajo, acortar las mangas, ajustar los trajes a los hombros…lo normal. Pero eso era demasiado, era un traje finísimo y de la mejor calidad, de hombre y no de mujer, y le había pedido que lo quería roto milimétricamente. Una locura. Por supuesto no le había dicho nada, salvo un comentario sarcástico acerca de su “delicado cuerpo” y una reverencia a la que cualquier otra persona con dos dedos de frente se habría subida al grito de “¡YIIIHAAA!”.

Cutie la Cazadora pensaba que el sastre era muy desagradable tanto en modales como en educación, siendo ella la única persona que entendía la diferencia entre esos dos conceptos. También tanteaba la posibilidad de asesinarlo para así no tener que pagar ya que necesitaría mucho dinero para hacer lo que quería hacer. Pero necesitaba un sastre porque ella no tenía tanto pulso como para hacer los cortes a la ropa ella misma. Aunque todo daba igual porque, como cualquier otra misión, acabaría desnuda en medio del desierto, con una mano delante y otra detrás. Ya llegaría Dick el Doctor con ropa y un vehículo apropiado para salir de allí. Y claro, no podía asesinar al sastre porque el doctor se iría.

Dick el Doctor estaba precisamente en esa sala, pero los relámpagos no iluminaban su cara. Estaba sentado, vistiendo un traje a medida, con las piernas cruzadas y un vaso de whiskey en la mano derecha. Era alto, musculoso y su cara parecía estar esculpida por los ángeles. Dick el Doctor no era doctor, era el juguete sexual de Cutie y siempre jugaban a médicos y pacientes. Dick el Doctor no pensaba porque nadie necesitaba que pensase, no como otros hombres que no piensan aunque el resto de la humanidad lo necesite.

Nadie hablaba, dos de las tres personas pensaban y tan sólo una de ellas tenía claro su lugar en el mundo y era absolutamente feliz. La persona feliz era la que no pensaba, por supuesto.
Cuando el Sassy el Sastre acabó el traje de Cutie la Cazadora, Dick el Doctor se levantó y miró a su jefa. Ella le dio la señal, que consistía en guiñar el ojo izquierdo al tiempo que hacía el pino, y él procedió al rápido y muy agradable proceso de quitarse la ropa.

Sassy el Sastre se quedó paralizado ante la belleza hercúlea del acompañante de su cliente, a quien a partir de ahora se dirigiría en sus pensamientos como Cliente Adjunto. Pero él no era su tipo de persona porque era un hombre. Dick se dirigió hacia Sassy y, con una sonrisa estúpida, empezó a darle una paliza de aúpa. La sangre salpicaba por todos lados y el desnudo cuerpo de Dick se coloreaba poco a poco con la pintura de la vida. A cada movimiento de violencia, sus músculos se tensaban y destensaban provocando en cualquiera que tuviese el honor de presenciar la escena orgasmos múltiples por doquier. Cutie era quien tenía el honor y estaba alejada, observando desde lejos para no mancharse.

Sassy estaba muerto y no le importaba mucho porque estaba muerto y a los muertos no les importan las mismas cosas que a los vivos. A los muertos no les importa estar muertos porque, en realidad, no se enteran de que están muertos y, aunque les cuesta un rato darse cuenta, acaban por resignarse a no vivir. Lo cual es fácil, ya que están muertos.

Cutie estaba viva, contenta y con una misión muy importante por delante. Ya estaba preparada y ver a Dick matar a puñetazos siempre le ponía cachonda y la calentaba para ponerse trabajar.

Dick estaba vivo, sucio y con la sonrisa de quien es feliz porque no piensa. No pensaba porque no pudiese o tuviese algún problema mental, sino porque una vez pensó y le dio dolor de cabeza.

lunes, 30 de junio de 2014

Cinco para la gloria: el 2014 hasta el momento

Hay varias razones para que publique esta lista de lo mejor y/o más interesante que he visto en estos primeros seis meses de 2014. La razón más importante es para compartir mis impresiones pero la razón principal es que soy adicto a las visitas a mi blog y hace mucho que no las hacéis. Así que agarraos los machos y viajad conmigo en el corto, intenso y superfluo viaje a lo que me ha parecido ser lo mejor y/o más interesante de lo que va de año. Cinco películas he elegido. Por supuesto, son sólo las estrenadas en España entre el 1 de enero de 2014 y el 30 de junio de 2014. Y son sólo desde mi modesta y, por qué no, subjetiva opinión.


1. Frances Ha: la más perfecta.

Dirigida y coescrita por Noah Baumbach y protagonizada y coescrita por Greta Gerwig, confieso que fui al cine con expectativas. Esas expectativas se vieron cumplidas y, ante mi asombro, sobrepasadas ya que esperaba una película indie de corte reflexivo y tirando a lenta y lo que me encontré fue la película más divertida de lo que llevamos de año. Sólo me asalta una duda, una pregunta: ¿conseguirá mantenerse la primera en mi lista durante otros seis meses?


2. The Wolf of Wall Street: mejor relación duración-ritmo.

Peter Jackson, te presento a Martin Scorsese. Martin, te presento al pesado de Peter. Ahora, lucharéis por un puesto en la categoría de Películas de Tres Horas que se Pasan Volando. Lo siento, Peter, Martin te ha dado una buena paliza. Eso es, esta película dura mucho, te estampa contra la butaca por su ritmo frenético y, cuando acaba, dices “gracias a Joss que ha durado lo que tenía que durar y no han cortado metraje”. Y eso, si me permitís, son palabras mayores.


3. Only Lovers Left Alive: chúpate esa, Crepúsculo.

Esta es la última que he visto y la que me ha dado una sorpresa más agradable. En su lentitud y romanticismo, he encontrado una película que me ha reconciliado con los vampiros, porque Crepúsculo me había hecho odiarlos un poco. También es verdad que Buffy, cazavampiros me ayudó en la recuperación, pero son Adam y Eve los que me han hecho recuperar la fe en los vampiros existenciales y depresivos. Porque vivir tantos años te tiene que dejar tocado del ala.


4. Upstream Color: rara, extraña y, por ello, la más interesante.

Vale, ciencia-ficción o eso parece. Hay cerdos, hay historia de amor, hay cosas raras e incomprensibles y un guion de lo más barroco. Pero me gustó a pesar de que me dejó el cuerpo chafado y la mente destrozada de tanto hacerme pensar. Quizá me gustó por eso, porque a veces, de vez en cuando, necesito una película que me haga pensar en vez de hacerme reír y disfrutar. Esta es la mejor película que puedes ver si necesitas exprimirte el cerebro, intentando averiguar qué narices te intenta contar el multi-tarea Shane Carruth (director, guionista, compositor, montador, productor, director de fotografía, operador de cámara y coprotagonista).


5. Dom Hemingway: mi debilidad por el cine gamberro.

Dicen que la comedia está infravalorada, y tienen razón. Pero entre la comedia sofisticada y de humor inteligente (yo qué sé, Woody Allen por ejemplo) y la comedia vulgar y guarrindonga (Torrente y unas cuantas de Hollywood), hay un tipo de comedia que no está prácticamente ni considerada como cine: la comedia gamberra, esa que no es especialmente guarra ni especialmente inteligente pero que hace y dice brutalidades y usa tanto el gag visual como el gag verbal. Y, además, tiene una tendencia a la épica anti-épica, sin trompetas ni Wagner. Pues bien, para mí, Dom Hemingway es el mejor ejemplo de ese tipo de comedias que están injustamente a la altura del betún de lo que va de año.


Sólo queda preguntarme si Boyhood, Guardians of the Galaxy, Open Windows, Interstellar, El Niño, Magic in the Moonlight, Lucy o Gone Girl, entre otras que pueda i a ver, lograrán desbancar y/o acompañar a estas cinco películas que tan pedantemente he elegido.


Gracias por vuestra atención y espero que no hayáis perdido mucho tiempo.