Dulces sueños.
Esa noche no era como las demás.
Esta vez tenía un plan en mente. Primero, cenaría- eso era lo principal-,
luego, -de segundo- vería una película, y finalmente, dormiría.
Pero todo
se torció cuando, a mitad de la película, se durmió.
Ahora, sí.
Tenía que decírselo, y fue hacia ella. Su caminar era lento pero sus
pensamientos rápidos. Ya había seleccionado las palabras perfectas. Lo dijo.
Ante la negativa de ella se vio obligado a volar lejos de allí. Se perdió por
el camino. Las calles estaban desiertas. No corría el aire y el sol estaba
yéndose.
Se encontró
con un amigo de su infancia. Físicamente estaba igual, pero dos palmos más de
alto. Fue a saludarle. El tortazo que le propinó el otro fue espectacular. Su
antiguo amigo le dijo que cómo había podido haber hecho algo así. Se fue
corriendo.
Mucha
gente. Entró en un callejón para evitar a la muchedumbre. Allí estaba su jefe,
pinchándose. Él lo vio y le pidió que se fuera. Pero la policía ya había
llegado. Creyeron que él también estaba en el ajo. En comisaría le hicieron un
análisis de orina y otro de sangre. Pasó la noche en comisaría a la espera de
las pruebas. La policía le dijo que pasaría cinco años en la cárcel porque, a
pesar de que estaba limpio y de que él insistía en su inocencia, el jefe había
declarado algo que le quitaba el derecho a un juicio.
Entonces, se levantó y se dirigió
hacia donde estaba su jefe. Justo cuando iba a propinarle un puñetazo se
despertó. La película estaba acabando. Al día siguiente, por la tarde, estaba
frente a ella. Fue a decírselo pero dijo que no. Fuera, la calle estaba vacía.
Caminó por la calle. Vio a un amigo de la infancia. Corrió en dirección
contraria. Y Un camión se lo llevó por delante. Pobres mortales.
MIGUEL CORONA
MAS 1-4-11
(VIERNES DE ABRIL DE 2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario