Pestilentes y malolientes, dicharacheros y parlanchines
antropófagos de manual: a vosotros os hablo. Basta de animaladas sin
conocimiento de causa, parad de una vez de hacer gamberradas sin alma. Provocad
a la estabilidad, desequilibrad el balance con buenos motivos. Devorad a los
que se creen superiores y alimentad a vuestros iguales con las frutas
honradamente conseguidas. Derruid cuanto queráis, celebrad las victorias del
rival sin igual. Atacad al ser humano acomodado e incomodadle con palabras
toscas y sin censurar, no actuéis sin justificar.
Atraed a más pestilentes y malolientes, dicharacheros y
parlanchines antropófagos de manual a vuestra causa; alabad la anarquía de
vuestras mentes y abrazad el caos que impera en vuestros corazones. Atrancad
las puertas de vuestras viviendas, atrincheraos en las barricadas tan
difícilmente construidas para soportar los tiempos que vivimos, proteged
vuestras cabezas de las hostias dolorosas de vuestro opresor. Agarraos los testículos con las dos manos, apretad los dientes y, por fin, rebelaos. Agarraos
los ovarios con las dos manos, apretad los dientes y, por fin, rebelaos. Corred
con celeridad hacia el fin de los tiempos del sometimiento, desbancad al tirano
que con mano de hierro y cabeza de plasma omite vuestras palabras tras
ignorarlas con mucha insistencia. Matadlos, intelectualmente. En lo físico ni
tocarlos.
Respirad y sentid el aura de libertad, la sensación
envolvente y las alas que os crecen en la espalda con sabor a eternidad.
Brillad descaradamente en medio de la oscura noche, sin ánimo de lucro, por
pura humanidad. Iluminad el camino a los que están perdidos, ellos y ellas os
lo pedirán; dejad tranquilos a los que se han encontrado, ellos y ellas lo
omitirán. Ayudad a quien lo pide y preguntad si necesita ayuda al que lo calla,
pero no le impongáis una ayuda que no es bienvenida. Descansad al séptimo día,
pero sobrevolad las cercanías de la felicidad absoluta y la libertad perpetua y
temed el regreso de la promesa angelical.
¿Qué es eso que todas llaman libertad? ¿Cuántas la han
tocado con sus manos? ¿Existe tal cosa? ¿O es una ilusión? ¿La vida es libre?
¿La vida es sueño? ¿La vida merece la pena ser vivida? Admirad los paisajes del
planeta: las montañas, los valles, los océanos, las personas, las mentes, los cielos,
las personas. Somos exactamente iguales por ser todas diferentes, somos
perfectas por tener todas y cada una imperfecciones. Y el único defecto
reprochable es la violencia.
Robín
Hood.
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