sábado, 19 de marzo de 2016

Poema deprimente nº 32.

Completamente vacío,
no hay nada
ni una brisa, ni un eco.
Es el caudal de un río,
estéril, ausente, seco
y no hay nada.
No hay nada,
ni claro ni oscuro,
solamente vacío.

Me alimento de figmentos,
de trozos de otras vidas,
imágenes que no he sentido.
Veo películas sin cesar,
en busca de una historia
que sí haya vivido.

Y cuando hay algo:
es amargo,
áspero, ácido,
corrosivo.
Una lágrima que arde,
un puchero patético,
una alegría en balde.

Un pensamiento
que separa la soledad,
del aislamiento;
la mentira,
del conocimiento.

Y así camino.
En vano.
Con rumbo,
pero sin amigos.
Con amigos,
pero sin familia.
Con familia,
pero sin mí.
Nunca conmigo.
Hueco.

Vacío.

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