¡Oh, delicioso y
paranoico otoño!
¿Cuántas cabezas más
vas a cortar?
¿Cuántas almas has
conseguido desarmar?
¡Oh, lluvioso y frío
otoño!
Ríos de misceláneos
pensamientos recorren la explanada
fría y descompuesta
en materiales otoñales,
marrones de tristeza,
y lúgubres canales
abiertos en un destello
violeta, misteriosa entramada.
¡Oh, delicioso y
paranoico otoño!
¿Cuántas cabezas más
vas a cortar?
¿Cuántas almas has
conseguido desarmar?
¡Oh, lluvioso y frío
otoño!
Fluidas lágrimas
abigarradas en un escenario opaco,
maltratadas por el
tiempo que en mí estuvieron encerradas,
fluyen por fin por
los cauces de cara demacrada,
esperando ser absorbidas
por el filtro de un cigarro de tabaco.
¡Oh, delicioso y
paranoico otoño!
¿Cuántas cabezas más
vas a cortar?
¿Cuántas almas has
conseguido desarmar?
¡Oh, lluvioso y frío
otoño!
Destellos grises de
felicidad fingida,
abstraída por una
alienación cognitiva,
rezuman por los poros
de piel corrosiva
convertidos en vapor
de sal y pimienta podrida.
¡Oh, delicioso y
paranoico otoño!
¿Cuántas cabezas más
vas a cortar?
¿Cuántas almas has desarmado ya?
¡Oh, lluvioso y frío
otoño!
¿A caso esta desdicha
es solo para mí,
o se la guardas a alguien
más?
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