viernes, 15 de noviembre de 2013

La canción del cisne muerto y la tortuga malcriada

Las palabras vacías huyeron con el viento
y chocaron con la barrera del sonido,
sin tiempo o forma de hombre tan fornido,
que reposaba en la baldosa del tormento.


Volumétricas rocas ordenadamente apiñadas
Con metálicos reflejos, y vidriosos,
se alzan como montañas en aquel andrajoso
lugar, atestado de personas sublimadas.


Paraíso de ratas y ladrones con traje,
desalmados y ambiciosos diablos
dueños de lo verde y multicolor, ¡diablos!
Lástima de humanidad sin coraje.


Paraíso de ratas y ladrones con traje,
desalmados y ambiciosos diablos
dueños de lo verde y multicolor, ¡diablos!
Lástima de humanidad sin coraje.


Armoniosas, voluptuosas y aderezas ninfas
que, de tanto cantar y bailar con frenesí,
han caídos muertas en la tumba carmesí
y han sido arrulladas por las trasparentes linfas.


¿Dónde están las cobayas de laboratorio?
¿Qué pasó con todas las medicinas?
¿Cuándo hallaré mi sitio en esta cruel mina?
¿Por qué me visten con este enorme supositorio?


Paraíso de ratas y ladrones con traje,
desalmados y ambiciosos diablos
dueños de lo verde y multicolor, ¡diablos!
Lástima de humanidad sin coraje.


Paraíso de ratas y ladrones con traje,
desalmados y ambiciosos diablos
dueños de lo verde y multicolor, ¡diablos!
Lástima de humanidad sin coraje.


Los ladridos de los perros han callado,
el viento fresco se ha ido con el ídem
y ha dado paso a los grisáceos pastiches
de las almas huidas de nuestros cuerpos, abandonados.


Los dragones huyen con rapidez y celeridad,
ahuyentados por el dormido rebaño de ovejas
que hacen oídos sordos a nuestras quejas
y mantienen la vida muerta, sin claridad.


Paraíso de ratas y ladrones con traje,
desalmados y ambiciosos diablos
dueños de lo verde y multicolor, ¡diablos!
Lástima de humanidad sin coraje.


Paraíso de ratas y ladrones con traje,
desalmados y ambiciosos diablos
dueños de lo verde y multicolor, ¡diablos!
Lástima de humanidad sin coraje.


Retumbando los tambores se alejan,
dando por conquistada esta explanada,
muerta, árida, maldita y arrasada;
las trompetas, sin embargo, se acercan.


¿De dónde venimos en realidad? De la nada.
¿Cómo somos verdaderamente? Infelices de remate.
¿A dónde vamos sin remedio? ¡Al infierno, qué disparate!
¿Quiénes somos realmente? Gente muy necesitada.




















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