Solapas de camisa
y Amigos de la risa
han tardado años en hablar.
Sinceros como truenos
clavaron sus cabellos
en un recoveco
singular.
El susurro de las
primeras
augura una arruga
que su cielo quiere
taladrar.
El berrido de los
segundos
inaugura la taberna
que te escucha
galopar.
Mentirosos como púas
acariciaron las
pieles
pues quisieron
escuchar;
quien quiso tu
derrota
solo escucha una
canción
llamada Amor, en vez de odiar.
Ahora es Zeus quien
rezuma suero
para tus penas y
recuerdos
y sus propios
derroteros borrar.
¡Esto es el fin de
una locura,
el principio del
final
y una pequeña muestra
de tu par!
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