lunes, 31 de marzo de 2014

Cómo conocí Cómo conocí a vuestra madre

Corría el año 2010, más o menos, y Cómo conocí a vuestra madre debía rondar la cuarta temporada. Yo, un púber de quince o dieciséis años, seguía en mi caparazón de aislamiento. Eran tiempos del punto álgido del tuenti, poco antes de su progresivo desvanecimiento en nuestra generación, y la selección española de fútbol estaba de moda (bien por el Europeo bien por el Mundial, como digo, los tiempos los tengo un poco confusos).

Pues bien, mi prima fue la responsable. Nos dejó a mi madre y a mí la segunda y tercera temporada de Cómo conocí a vuestra madre y, por ellos, caí presa de la serie.

Recuerdo con cierta confusión y poca claridad un mediodía de entre semana. Vuelta a casa después del instituto. Iba en el autobús con mis compañeros de clase más cercanos (no me atrevo a decir amigos porque por aquel entonces era bastante más gilipollas de lo que soy ahora). Ellos hablaban de series: El internado, Física o química, incluso Los serrano. Lo típico y, además, español. Y yo, callado cual prostituta porque no veía ninguna de esas series.

Alguien, por designio del destino, quiso preguntarme a lo que contesté que no, que la única serie que seguía ahora mismo era Cómo conocí a vuestra madre. Todo caras de póker, nadie lo conocía, y si lo conocían se callaron.

Ahora algunos son fieles seguidores, otros siguen pasando o bien no sé sus preferencias en cuanto a la serie. Pero sí sé que yo, gracias a mi cerrazón y poca capacidad social, fui el primero de los últimos en engancharse.


Y ahora se acaba. Ya era hora. Las últimas temporadas iban a pedales, a rachas, les costaba convencerme. Seguía, y sigue, gustándome, pero ya no es igual de fresco ni igual de distracción de la realidad que lo era para mí en aquellos años oscuros de mi vida.

Pues eso, no quiero ponerme derrotista ni emotivo porque es sólo una serie y porque, en contra de lo que se pueda pensar, tengo mis esperanzas puestas en el mal llamado spin-off; un borrón y cuenta nueva al fin y al cabo.


Pues eso, a ver qué cojones pasa con la madre y toda la pesca y que, simplemente, no sea un sueño de Resines. 

jueves, 20 de marzo de 2014

Sebastián, el cabrón de Checoslovaquia

Alegré me por ventura
de cierta dicha auspiciada
por medio de brujería malvada
que cierta es mi cordura.
Y así estaban las cosas
en el cielo y el infierno
tan mal como un cuerno
y, por ventura, musculosas.
Reventó un dique seco
por el agua jamás derramada,
alquiló a una castora machacada
este frío rincón checo.
Trotó el caballo por la cima,
alboroté mil bares muy felices
acurrucado por mil y una meretrices
que jamás pude tirar a la sima.
Y una simia de buen carácter,
algo tosca y arrogante,
posó en mí sus dulces ojos
y me vio quitándome un piojo.
Salió corriendo dicha fulana
espantada y a velocidad de crucero,
buscando algún otro lucero,
dejando a toda mujer ufana.
Quiso el destino un fin precoz
arrebatando la vida de mi alma,
dejando la mar en calma…
con un limpio corte de tan alargada hoz.
Pero como siempre fui un fantasma,
hablando en forma de metáfora,
a la hora de morir
tan solo me fui a dormir.
Levanté el vuelo careciendo de alas,
floté sin rumbo, con rumbo a ninguna parte
y decidí que mi destino
era a los vivos joder un poquillo.
Así que reventé televisiones,
maté adolescentes,
me follé a algún médium
y embruje casi todas las mansiones.
Y esa es mi historia,
alegre bobalicón en vida,
muerto cabrón en esta otra movida
que claudicó ante tu amor.


domingo, 16 de marzo de 2014

La cabaña y el bosque

Los mejores días siempre son aquellos en los que pasan cosas buenas. Los buenos días están formados por muchas cosas buenas. El otro día fue un  gran día.

Estaba tumbado en el sofá zarrapastroso de la cabaña que estaba perdida en el bosque. Esa cabaña me pertenece y me gusta mucho estar solo. Pero invité a unos cuantos amigos y amigas a pasar la noche.

Limpié la cabaña a fondo, compré bebidas en cantidades ingentes en el pueblo más cercano. Abrí la puerta del sótano y bajé hacia la oscuridad al tiempo que mi corazón se aceleraba. No sabría decir por qué me aceleró el corazón. Encendí la luz del sótano y todo estaba patas arriba. Era una imagen muy paranormal. Estaban allí los Maniquís de madera que usaba mi abuelo para remendar los trajes y hacerlos, pues en sus tiempos de trabajar era uno de los mejores sastres de la provincia.

Encontré lo que buscaba rápidamente: unas Guitarras y unos amplificadores. Yo no soy un gran guitarrista, de hecho no tengo ni puta idea de cómo tocarlas, pero algunos de mis amigos sí saben. Mientras subía las escaleras del sótano escuché ruidos tenebrosos que provocaron que me diera un vuelco el corazón, huelga decir por qué.

Cerré la puerta con llave. Colgué un cartel en el que ponía “Bobby no está aquí, no bajéis” y llevé las Guitarras al salón. Como todavía quedaba mucho tiempo para que los primeros en venir llegasen, salí al bosque a pasear.

Tras algo más de media hora dando vueltas por el bosque llegué a un claro que en el centro tenía un gran árbol. Me acerqué. Me intrigó mucho la historia de ese árbol. De sus ramas colgaban curiosas y tétricas esculturas piramidales, vacías en su interior, hechas con la misma madera que la del propio árbol. Unos pájaros alzaron el vuelo a lo lejos y, como un negro nubarrón, sobrevolaron el claro formando una espiral en el cielo. El árbol tenía tallada una pequeña inscripción que decía: “Beware of the Yellow King”.

Volví a casa después de que me avisasen dos de mis amigos que ya venían.

Llegaron en un Dacia oscuro, él era un hombre y ella, una mujer. Les dejé entrar y empezamos a prepararnos. Cogimos una escopeta y dos pistolas cada uno. Ella prefirió una katana y una escopeta. Salimos en dirección contraria al claro en el que había estado antes.

Quedaban unas tres horas para que llegase el resto de la gente, teníamos tiempo de sobra. Llegamos a la Feria abandonada que está cerca de mi cabaña. Entramos saltando la valla y empezamos a gritar. Y empezó la diversión: un puñado importante de Zombis aparecieron esprintando. Él corrió como un poseso hacia ellos mientras que ella y yo esperamos más pacientemente. Acabamos con todos los bichos en menos de quince minutos.

Volvimos bromeando. Estábamos bastante manchados de sangre, vísceras y sudor. Ya de vuelta en mi cabaña, nos duchamos. Por turnos y de uno en uno.

Llegaron los demás y la fiesta empezó. Pusimos música, bebimos y bailamos un poco, muy poco. Los tres que habíamos matado a los bichos estábamos muy cansados y acabamos tirados en un sofá. De fondo, sonaban las guitarras amplificadas.

Antes del amanecer él se fue en su coche y nos quedamos ella y yo en el sofá tumbados. Juntos, mirando las estrellas. Podría haber durado eternamente.




Fue un buen día. Fue hace poco. Los mejores días son en los que pasan las mejores cosas. Ese día pasaron muchas cosas buenas. Me gustó mucho ese día. 

jueves, 13 de marzo de 2014

El violento fuego de Asgard

Os voy a contar una pequeña historia. Pequeña, estúpida e ínfima historia. Estúpida, turbulenta, auténtica y surreal. Y un poco intensa. Pero sobre todo estúpida.

Es una historia estúpida porque es de amor, y todos sabemos que el amor es la definición más indulgente de la estupidez. El amor se abre camino a duras penas porque es lo que tiene que hacer, es lo que necesitan las personas para reproducirse sin parar. Por eso la historia es estúpida, porque habla del amor.

La historia es surreal porque es auténtica, y la vida real supera con creces a la ficción en multitud de ocasiones. En este caso la supera tanto que es difícil creerse nada de nada, pero fuck it all. Es tan pero que tan surreal que el propio Dalí a su lado parece una persona normal y corriente sin ningún tipo de fijación extravagante y obsesiva con el sexo y la masturbación y el onanismo místico.

Y también es turbulenta porque enfocaré la historia desde el punto de vista menos dulcificado de todos. Eso lo hago porque estoy sick and tired de todas las historias de Disney alegres y musicales. En esta historia hay música, obviamente, pero es satánica, perturbadora, atronadora y muy vertical.

Y lo más gracioso de todo es que se me ha olvidado la historia y que ahora os vais a quedar con las ganas. Pero es que no recuerdo nada de nada. Será un recuerdo reprimido porque otra cosa no creo que sea. Tenía algo que ver con fuego pero ni idea.

Lo siento. No debía ser importante.

Bueno, pues nada. Ya os avisaré, ¿vale?

Espero que durmáis bien sin saber la historia.


See ya around.

domingo, 9 de marzo de 2014

Humo y música

Prefiero ser el mejor de los peores que el peor de los mejores, sin duda. Al igual que es mejor ganar el tercer y cuarto puesto que perder la final.

Soy mediocre en todo lo que hago, y hago muy pocas cosas.
HUMO Y MÚSICA

El otro día estaba sentado en el porche de mi casa, meciéndome sobre las patas traseras de la silla mientras fumaba un cigarro. Era mi quincuagésimo cigarro, ya estaba experimentado en fumar, pero tosí. La tos me forzó a asentar las patas delanteras en la madera del porche. Mi hermana estaba paseando por jardín con un chaval que no era de mi agrado, pero tampoco era mala persona. Supongo que sólo quiero protegerla. Pararon de andar y se sentaron en el césped, estaban bastante lejos y era difícil distinguir sus caras y expresiones.

Entré en la casa, cogí mi chaqueta y la de mi hermana y volví a salir. Apoyé su chaqueta contra la barandilla del porche mientras me ponía encima la mía. Seguía con el cigarrillo en la boca pero hacía bastante que no daba una calada. Cogí la chaqueta con la mano derecha y con la izquierda sujeté el cigarrillo mientras le daba una calada. Me lo quité de la boca mientras bajaba los cuatro escalones hasta el suelo y me dirigí hacia mi hermana y su novio.

Su novio me tiene bastante miedo, supongo que por la barba irregular que tengo y mi cara de pocos amigos. Supe cuándo me vieron ir hacia allí porque él se movía inquietamente. El cigarrillo se me acabó y lo tiré al césped después de mirar que no estuviese candente todavía. Cuando aún faltaban unos dos metros le tiré a mi hermana su chaqueta.

-¿Queréis algo de beber, tortolitos?

Su novio, mirando al suelo, negó con la cabeza.

-Sí, tráenos algo, por favor.

-¿Leche, un batido, zumo, agua, cerveza?

-Cerveza.

Me di la vuelta sin tan siquiera parar. Oí un beso, pero no miré para atrás. Entonces mi hermana empezó a cantar. Tiene una voz hermosa y dulce. Cuando era pequeña era ella quien cantaba las nanas antes de dormir. Supongo que oírla cantar me recordó aquellos tiempos porque me giré con una lágrima metida en el ojo. Estaba de pie caminando ligera alrededor de su novio.

Entonces comprendí que no necesitaba mi protección. Comprendí que es una sirena, una magnífica persona y que sabe cuidar de sí misma. Comprendí muchas más cosas, algunas de ellas freudianas. Comprendí que somos los mediocres los que necesitamos protección y ayuda, porque las virtuosas son libres y voladoras.

Cuando les di sus cervezas volví a mi silla y me senté. Encendí otro cigarrillo y cerré los ojos. Dejé que la melodía de la naturaleza llenase mi mente y distinguí la voz de mi hermana. Canté con ella, con mi voz grave y desafinada.

Soy mediocre en todo lo que hago, y estoy orgulloso. Nadie puede afirmar que sabe hacer tantas cosas como yo, aunque no las haga bien. Pero todos son buenos en algo menos yo.

sábado, 1 de marzo de 2014

Crónica de un premio anunciado: Oscars 2014

Hace un tiempo (cuando anunciaron las nominaciones) me encomendé a mí mismo ver todas las películas nominadas en la categoría de Mejor Película de los premios de la Academia de Hollywood. Y la he cumplido. Como Don Quijote, he tenido escudero (o igual he sido yo el escudero, quién sabe; igual soy Watson escribiendo las hazañas de mi Sherlock, en cualquier caso no he ido solo al cine) y los gigantes a los que nos hemos enfrentado han resultado ser…películas estadounidenses, lo cual era una obviedad. Pero, eh, estoy loco y no sé bien cómo va esto.
Lo que vais a leer a continuación no es la ley, ni nada que se le parezca; ya que tengo la credibilidad de un presidente del gobierno español acudiendo a una rueda de prensa a lo Sheldon Cooper: a través de una pantalla [es gracioso porque Rajoy no tiene credibilidad ni en directo]. Así que lo siento mucho.

Nota. El uso de la palabra ‘guion’ sin tilde se debe al cambio que hizo la RAE respecto a ello; NO SON FALTAS DE ORTOGRAFÍA. Gracias.

Gravity. Afrontemos la realidad: el guion es una patata. Por eso, Cuarón tiene el mérito de conseguir que el guion sea lo menos importante de la película y que nos lleve por el espacio de la mano de Sandra Bullock (que lo hace bien, pero tampoco es un prodigio de actuación, el hecho de que sostenga prácticamente ella sola la película provoca su sobrevaloración). Los planos largos y sofocantes, típicos de Cuarón, se han ganado el cariño de los críticos y académicos y, si es esta película la premiada, será debido en un 80% a estos planos infinitos (como el espacio mismo). También tendrán la culpa de ello Bullock y Clooney y, obviamente, los efectos especiales y espaciales. Pero el guion roza la estupidez y eso le hace mucho daño.  Después de tantos años de preparación podrían habérselo currado un poco.

12 años de esclavitud (12 years a slave). Vale, Steve, vale. No es tu mejor película, pero eso sólo significa que una de las mejores películas nominadas, si no la mejor. Imagina el nivel que hay, Maribel. Todos los actores están sublimes, pero eso ya lo sabemos; el guion no es nada malo, pero eso no tiene mérito ya que está basado en un libro. Es una de las que tiene más papeletas para llevarse el premio sino fuese por un ‘pero’: los académicos recuerdan Shame y les da miedo que si le dan el premio vuelva a hacer una película como esa. Porque saben que Steve McQueen están por encima de los premios y que volverá hacernos removernos en los asientos a cada película que haga. Esta incomodidad está en esta película excusada por el racismo del siglo catapún. Es una de mis favoritas de este año y una de las que tiene verdaderos motivos para estar nominada y ser premiada, si me apuráis.

El lobo de Wall Street (The wolf of Wall Street). Tres horas, tres putas horas. Esta película te da una paliza de tomo y lomo y te deja planchado en la butaca. Más allá de todo lo que se ha podido decir, solo puedo explicar que no hay película que dure tanto y sea más entretenida que esta. Te ríes, te sientes incómodo (qué burradas hacías estos “señores”) y te ríes porque te sientes incómodo. No ganará, pero podría perfectamente. Es un desfase, una fiesta perpetua, un canto a la irresponsabilidad con tímida moralina muy camuflada. No ensalza la figura de estos degenerados pero tampoco los pone a caer de un burro. Nos dice: “si estuvieseis vosotros en esta situación haríais algo parecido y lo sabéis, pervertidos”. ¿Podrá dar la sorpresa?

Dallas Buyers Club. De acuerdo, potente película basada en hechos reales. Gran sacrificio físico de Matthew McConaughey y muy interesante actuación (no en vano es el favorito de todos). Gran Jared Leto que pasa de excentricidades y se contiene muy bien. Buen guion que apenas se nota (y eso, en mi opinión, es muy bueno). Pero qué queréis que os diga, es el álter ego de Gravity; lo contrario. Ambas dignas contendientes y, por supuesto, aceptables para la nominación; son buenas películas, no me malinterpretéis. Pero no las veo al nivel del resto. Para mí es una gran película que carece del sentido del espectáculo que, cada una a su manera, tienen otras de las nominadas. Es la propuesta independiente del año, muy buena, pero que no me ha satisfecho del todo. Que la premien sería el merecido reconocimiento al cine más “barato”, y me sentaría francamente bien.

La gran estafa americana. O American Hustle, preferiblemente. Esta película me ha decepcionado relativamente porque se queda a medias de todo. Lo mejor son las secuencias musicales, en las que no hablan y sólo caminan espectacularmente por la calle o algún hotel. Quiere ser un Ocean’s eleven sin su estilo ni clase, un estudio casi psicológico de sus personajes sin tan siquiera llegar arañar la superficie y, ya puestos, un culebrón de “no, ahora te quiero a ti, bueno, pero me lo intento montar con esa/e por si acaso, pero mira qué bien acabamos, tómame como si no hubiera un mañana”. ¿La nominación más incomprensible? A mejor guion, o sea jelou, es mejor que el de Gravity pero, por favor, que no me toquen la moral. ¿Las nominaciones más justas? Las de sus actores, y, es más, echo de menos una nominación para Jeremy Renner que, vale, no es un gran actor; pero, teniendo en cuenta con quién se las veía, se ha defendido muy bien y con sobresaliente. Y la verdad, deberían dar un premio a la mejor selección musical o banda sonora no original porque el soundtrack de la peli es puro manjar cinematográfico. En fin, demasiado ruido y pocas nueces es esta mal llamada comedia.

Capitán Philips (Captain Philips). He aquí la película que hace grandes al resto. La he visto con poquísimas expectativas, habiendo oído que era mala. Y es bastante floja, la verdad. Pero entiendo a la perfección que la hayan nominado. Contra el resto de películas, que la mayoría cuestionan el orgullo americano (drogas y aprovechados de la bolsa, estafadores de los setenta, esclavitud -de nuevo- y homofobia ochentera), esta película alaba al capitán que plantó cara y a los marines y demás divisiones innombrables (porque son muchas y no hay por donde cogerlas) del ejército estadounidense que lo rescataron. Es Argo pero en mala, muy floja. Paul Greengrass no es en realidad un mal director, pero aquí ha patinado. Es la más floja y la que, si gana el Oscar, ganará también mi odio eterno.

Nebraska. He aquí la comedia americana más inteligente en mucho tiempo. Esto es una road movie que se mueve entre un drama senil severo, como Gran Torino, y una comedia alegre y ligera. Su lentitud es rítmica y acompasada, sus diálogos fluidos y su estética muy clásica. El único pero que se me ocurre es que es demasiado americana, con sus paisajes, sus personajes y sus obsesiones; pero esto sólo certifica que Hollywood, aunque se empeña en demostrarnos lo contrario con joyas como Transformes, sabe hacer cine sin espectáculo pero muy, muy pero que muy divertido. Esta película entretiene y a la vez es artística, que son los parámetros por los que los premios deberían regirse. Se trata sin duda de una gran película. Lástima que se vaya a ir de vacío.

Her. ¿Qué decir de esta película?, pues que es una película básicamente romántica, con aires de ciencia ficción, bastante inteligente que roza lo pedante (pero no llega, sólo lo roza). Quizá el punto común que tienen todas las películas nominadas este año es que los finales siempre se hacen algo largos y Her no es una excepción. Aun así, me pareció una película bastante buena y muy bien resuelta. Eso sí, está fuera de lugar en los Oscars (es carne de irse de vacío). Además sale Amy Adams, creo que con eso digo todo. Ah, y Scarlett tiene la culpa de que mi móvil ahora me parezca una mierda.

Philomena. Esta película está diseñada para hacernos llorar justo después de hacernos sonreír. El cinismo y sarcasmo del personaje de Coogan está tan extremado como la inocencia e ignorancia del personaje de Dench. Parece ser un argumento de telefilm (esto es un dato, no un adjetivo difamatorio) y es, en definitiva, una película floja y que pende de un hilo. Ahora bien, no es la peor de las nominadas, ese puesto lo ocupa, para mí, una de piratas modernos y Toms Hanks eternos. Me decepcionaría que la premiasen, pero me alegraría de que Capitán Philips perdiese incluso contra esta.



Si fuese yo quien tuviese que elegir a los ganadores, lo haría así. Creo.

Mejor Película: 12 años de esclavitud.

Mejor Director: Steve McQueen por 12 años de esclavitud.

Mejor Actriz Principal: Amy Adams por La gran estafa americana.

Mejor Actor Principal: Leonardo DiCaprio por El lobo de Wall Street.

Mejor Guion Original: Spike Jonze por Her.

Mejor Guion Adaptado: Terence Winter por El lobo de Wall Street.

Mejor Actriz de Reparto: June Squibb por Nebraska.

Mejor Actor de Reparto: Michael Fassbender por 12 años de esclavitud.

Mejor Banda Sonora: William Butler y Owen Pallett [Arcade Fire] por Her.

Mejor Canción Original: The Moon Song de Karen O y Spike Jonze por Her.

Mejor Fotografía: Bruno Delbonnel por A propósito de Llewyn Davis.

Mejor Dirección Artística: Her.

Mejor Diseño de Vestuario: La gran estafa americana.

Mejor Maquillaje: Dallas Buyers Club.

Mejor Montaje: Dallas Buyers Club.

Mejores Efectos Visuales: Gravity.

Mejor Sonido: A propósito de Llewyn Davis.

Mejor Montaje de Sonido: A propósito de Llewyn Davis.

Mejor Película de animación: Frozen, el Reino de Hielo.

En el resto de categorías (mejores cortos de animación, documental y de imagen real; mejor película de habla no inglesa y mejor película documental) no puedo pringarme porque no he visto nada.
Si tenéis dudas, opiniones encontradas, o preferís que os explique más a fondo mis elecciones, podéis comentar.
Si habéis leído hasta aquí, tenéis mi pene amor eterno.