viernes, 21 de junio de 2013

El bulevar menos transitado de Madrid

El silencio inunda la calle. Apenas un coche o dos pasan por ella, rompiendo su quietud. La luz de la luna no sirve para nada, las farolas desprenden su radiación amarilla matando cualquier atisbo de luminosidad pura. Desde mi sucia ventana observo que nadie camina por la acera. Me pongo pensativo, filósofo. Con los ojos fijos en los automóviles aparcados, navego buscándome en mi interior. Pero no hay nada, absolutamente nada. Apenas una idea o dos pasan por mi mente, rompiendo la ignorancia que me hacía feliz. Mi creatividad queda paralizada, las luces de Internet toman mi conciencia arrancando cualquier atisbo de creación pura. Desde mi atalaya observo el mundo, y no lo entiendo. Me pongo nervioso, inquieto. Decido soñar la vida y vivir del sueño, sigo en mi atalaya. Anhelo un rescate, la salvación; pero soy un hombre, y mi conciencia me dice que debería ser yo el que fuese al rescate de una mujer. Y lo odio. Se espera tanto de mí, y lo odio. No puedo dar más de lo que tengo, y no tengo nada más que la certeza de vivir en el bulevar menos transitado de Madrid.

1 comentario:

  1. Me gusta bastante este "microrelato descriptivo". Sigue así! Y ya sabes si necesitas salir de ese bulevar poco transitado, ya sabes donde encontrarme.

    Un saludo.

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