Epílogo
Los tiempos ya han pasado
y las generaciones, avanzado.
El resentimiento es mayúsculo,
pues hemos olvidado:
que ellos nos salvaron;
pero preferimos recordar
que por su amor ejemplar
nuestras vidas arriesgaron.
Y el hecho se convirtió en
leyenda;
y la leyenda, en cuentos de
dormir;
y los cuentos, en simples
creencias;
y las creencias, en ley para
vivir.
Ahora nada inspira más temor
que dos personas enamoradas,
y más si cuán puro amor
viene en parejas igualadas.
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