sábado, 17 de mayo de 2014

Firefly y Serenity, mis nuevos amigos

¡Oh, Joss, maestro que ilumina mi ser más friki! ¡Oh, luciérnaga metálica que alumbra el oscuro espacio! ¿Que qué es eso que tiene Firefly que no tengan el resto de series? No sé, la verdad.

Para empezar la primera temporada (hasta que no mueran ninguno de los miembros de reparto o Joss, no la daré por terminada) tiene un guion redondo. Del todo. Mantiene la trama principal de manera sutil para explotarla más adelante (algo que desafortunadamente Joss se vio obligado a comprimir en un guion de dos horas para su opera prima) que se pasea entre el thriller psicológico y el más básico de los argumentos del salvaje oeste: búsqueda y captura de los bienintencionados malhechores. ¿Y cómo se sostiene esto? Pues gracias a sus magníficos y excéntricos personajes que van desde lo más tópico (Jayne como el tipiquísimo mercenario) hasta personajes más fuera de los estereotipos (no sé vosotros, pero que el personaje más sabio y mejor visto por la sociedad de la tripulación sea una prostituta -acompañante- de alto standing me parece de lo más innovador, sobre todo teniendo en cuenta que la serie es de los albores del siglo XXI y estaba emitida por la FOX). Estos personajes manejan las situaciones de manera que rebajan el dramatismo a niveles ridículos y consiguen que te rías (al menos a mí me ha pasado) con alguna que otra muerte y, sobre todo, con más de una situación más propia de sitcom de risa enlatada (sin la risa enlatada) que de drama intergaláctico con aires de western.

Grotesca, inteligente, irónica, crítica, apasionante, tensa a momentos, completamente ligera a otros y con un capítulo lacrimógeno (para aquellas personas de lágrima fácil) es que lo tiene todo.

Los personajes más complejos son…qué narices, todos los personajes tienen como mínimo dos capas. La más evidente es River, pero su situación es especial por lo que dejaremos de lado sus obvios problemas mentales (provocados por el Imperio, perdón, la Alianza), para poder ver que todos los demás tienen una doble cara mucho más sutil. El que más capas tiene (y más entremezcladas y confusas) es Malcolm Reynolds, el capitán, pero no soy quién para juzgar a nadie.

Y luego está Christina Hendricks. Ah, y la breve aparición de Zac Efron. Y Christina Hendricks. Simplemente Christina Hendricks en otro gran y breve papel.

Y todo en general.  Lo mejor es que todo esto fue en tan solo una temporada. ¿Cuántas series desmenuzan así como quien no quiere la cosa a sus personajes en su primera temporada? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?

En fin.

Luego está la peli. Con un guion claramente esquelético del que un par de temporadas de serie habrían sacado muchísimo petróleo, una dirección novel en el largo pero muy bien llevada (¡ese plano secuencia de presentación, por favor!) y el mismo reparto que la serie. Sale Chiwetel Ejiofor, el mismísimo CHIWETEL EJIOFOR, sí, el de 12 years a slave.

En fin. Creo que me he ganado a pulso el título de fanboy. O fangirl. O fanalgo. Fanloquesea.

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